Es crucial para todo hijo de Dios entender que la venida de Cristo a morir sobre una cruz por nosotros no fue un plan de emergencia como resultado de la caída inesperada de Adán y Eva. Desde antes de la fundación del mundo, Cristo ya estaba preparado para cumplir su misión de redención y perdón.
Desde el inicio de todo, cuando Dios estaba creando al hombre y a la mujer, estaba pensando en su Hijo Jesús, porque la razón por la que fuimos creados es para parecernos a Cristo. Dios nos creó a Su imagen y semejanza, pero el pecado corrompió esa imagen que teníamos de Cristo, por eso Jesús vino a restaurar Su imagen en nosotros.
Dios sabía que el ser humano iba a revelarse, iba a pecar, e iba a fallarle, ¿entonces por qué Dios decidió seguir adelante? Porque para darle la opción a alguien de decir “si”, también hay que darle la opción de decir “no”, para darle la opción a alguien de amar, también hay que darle la opción de odiar.
Si pensamos que la venida de Cristo fue un plan B, o un plan de emergencia, nunca comprendemos el peso completo de la hermosa noticia del Evangelio. Lo que hace que el evangelio sea tan buena noticia es que: “Porque Él estaba preparado desde antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a ustedes” (1 Pedro 1:20).
Desde la eternidad, Dios tenía en su corazón hacernos parecidos a Su hijo, al Primogénito, al Verbo, al Alfa y Omega, al Príncipe de paz. Los que hoy rinden sus vidas a Cristo no solo obtienen el perdón de sus pecados, sino que participan de Jesús y obtienen la vida eterna de la cual Dios privó a Adán y Eva en el huerto del Edén.
Cuando ellos pecaron, la razón por la cual Dios los expulsó del huerto está explícitamente revelada en las Escrituras: Entonces el Señor Dios dijo: «Ahora el hombre ha venido a ser como uno de Nosotros, conociendo ellos el bien y el mal. Cuidado ahora, no vaya a extender su mano y tome también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre» (Génesis 3:22).
¿Qué hubiera sucedido si el hombre hubiera extendido su mano y comido del árbol de la vida?
Hubiera vivido eternamente condenado. Por eso Dios los dejó en su muerte espiritual, y todos los que nacimos después de Adán y Eva, nacemos muertos espiritualmente, lejos de Dios, en nuestros pecados.
Pero Cristo vino a cambiar eso, Él es hoy ese Árbol de vida al cual podemos extender nuestra mano y comer de Él y obtener vida eterna. “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5)
«Jesús volvió a darnos acceso al Edén, a la presencia de Dios, por eso separados de Él nada podemos, porque Él es la única puerta, el único camino, la vida eterna».
Es por eso que entender que Cristo fue siempre el plan, fue siempre el centro de la historia, fue siempre la salvación, que Cristo fue, es y será siempre la única esperanza, nos lleva a quitar toda la atención de nosotros mismos y alabar la misericordia y gracia de Dios.
Esto nos lleva a comprender cuán firme y sólida es la esperanza que tenemos en Cristo, que aun antes de crear el mundo, antes de que naciéramos, Él ya estaba listo para venir y redimirnos de nuestra maldad, y si esto es así, podemos decir con toda confianza: «Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros». (Romanos 5:8).