La comunidad evangélica de Piedras Negras está realizando desde el pasado febrero el movimiento «Una ciudad, una oración» el primer sábado de cada mes. Se trata de una actividad constante y estructurada en distintos puntos y colonias de la ciudad. Esta iniciativa nace del compromiso de diversos pastores y líderes religiosos que, con una visión común, han decidido interceder espiritualmente por toda la población.

Piedras Negras es una ciudad fronteriza del noreste de México, en el estado de Coahuila, ubicada frente a la ciudad de Eagle Pass (Texas, Estados Unidos), a orillas del río Bravo. Es la cabecera del municipio homónimo.

Según explicó Marco Antonio Orta, pastor evangélico y uno de los impulsores de esta actividad, creen en la oración como herramienta que Dios ha dado a los creyentes, y ellos quieren utilizarla en favor de cada hombre y mujer que habita en la ciudad. Por el momento, las jornadas de oración continuarán desarrollándose sin una fecha límite establecida, ya que señalan que “el trabajo espiritual es constante y que mientras existan necesidades sociales, habrá motivos para orar y unificar esfuerzos”.

La idea surgió de una reunión de pastores de la ciudad, basándose en el versículo bíblico que establece que “Si Dios no guardare la ciudad, en vano velan los guardianes”. Se trata de una labor coordinada que va más allá del templo o las reuniones religiosas, y que busca impactar positivamente la atmósfera espiritual y emocional de Piedras Negras.

Quienes organizan y participan creen también en la fuerza de la unidad entre todos los creyentes de las diferentes congregaciones. Los fieles y pastores que participan pertenecen a diferentes denominaciones, pero tienen el interés común de procurar “el bien de la ciudad” como dice un texto del profeta Jeremías.

Creen además que este esfuerzo conjunto simboliza y es un ejemplo de cooperación y fraternidad entre quienes tienen diferentes matices doctrinales, y que al actuar en conjunto proyectan un mensaje de esperanza a la sociedad.

Los participantes y organizadores sostienen que la oración como herramienta espiritual poderosa es capaz de influir positivamente en la atmósfera moral y emocional de la comunidad, enfatizando que no se trata de una actividad de carácter político ni de proselitismo religioso, sino una forma activa de amor al prójimo y de participación social desde una visión cristiana.

De hecho, acciones similares se han realizado en otros municipios del norte de Coahuila en años anteriores, con resultados satisfactorios en cuanto a cohesión comunitaria y fortalecimiento del sentido de pertenencia. En Piedras Negras, la movilización de los evangélicos representa un nuevo impulso a esa dinámica espiritual que, según sus organizadores, llegó para quedarse.

Esta actividad no responde a un calendario litúrgico particular, sino que ha sido planeado para cubrir a lo largo del año todos los sectores de Piedras Negras. La participación es voluntaria y abierta para todas las iglesias evangélicas que deseen sumarse a esta causa.

A través de recorridos organizados por zonas específicas, los grupos de cristianos se reúnen para orar de manera directa en diferentes lugares representativos, como centros de salud, instituciones educativas, espacios públicos, colonias con mayor vulnerabilidad y zonas comerciales. En cada lugar se realiza una oración breve y puntual, enfocada en necesidades concretas que afectan a esa zona de la comunidad.

Piden por la paz, la bendición de Dios y el bienestar en cada rincón del municipio, elevando plegarias específicas por las familias, las autoridades, los sectores productivos,

Así, se realizan peticiones específicas a Dios por la protección de los jóvenes, la restauración de las familias, el fortalecimiento del tejido comunitario; y por las autoridades municipales, estatales y federales, buscando que Dios les otorgue sabiduría en la toma de decisiones y dirección para el desarrollo armónico de la ciudad. El mensaje central es claro: que la paz de Dios reine en cada hogar, en cada calle y en cada corazón de esta ciudad fronteriza.

En conclusión, el movimiento de oración por la ciudad impulsado por la comunidad evangélica de Piedras Negras busca no solo invocar la paz y la bendición divina, sino también consolidar la unidad entre iglesias, fomentar el compromiso ciudadano y sembrar esperanza en tiempos de incertidumbre.